Luz para el Gran Perdón

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Hermano Mayor D. Salvador Pozo. Permítame, que le ponga en consideración en primer lugar, de donde procede la Luz de la cual somos custodios:

El proyecto es una iniciativa de Scouts y Guías de Austria que, con la colaboración de Scouts de diferentes países de Europa y otros continentes, reparten la Luz de la Paz encendida cada año por un scout austriaco en la Basílica del Nacimiento de Jesús en Belén. La distribución de la Luz de la Paz a todos los países participantes se realiza desde Viena. Allí, unas semanas antes de Navidad, se reparte la Luz a todas las delegaciones asistentes para que la hagan llegar a sus respectivos países con un mensaje de Paz, Amor y Esperanza. Posteriormente, los Scouts y las Guías la distribuyen por Parroquias, hogares particulares, hospitales, residencias de ancianos, prisiones y otras asociaciones de sus respectivos pueblos y ciudades. En España cada año, nos preparamos para acogerla en nuestra casa, siendo durante muchos años, el organizador en la Santa Iglesia Catedral, por mi cargo de Presidente de los Scouts Católicos de Málaga, contando con la presencia del señor Obispo D. Jesús Catalá, en la ceremonia de entrega y reparto.

En segundo lugar, y haciendo un poco de historia, le contaré como se inició esta ceremonia tan especial, de la que ahora todos podemos disfrutar en cada Cofradía. Cuando en el año 2013, nos solicitaron mantener encendida la luz de la Paz de Belén, hasta la llegada de la Semana Santa, para que la Cofradía del Rocío, encendiera su candelería, sintiéndonos privilegiados, por poder ser partícipes de este acto simbólico. A partir de ahí, nació una simiente de luz, que atrapó a un grupo de personas con un infinito sentido de comunidad participativa, en esa tarea de ser los custodios de una Luz, que inicia su camino desde el nacimiento del Hijo de Dios. Hasta su muerte en nuestra Semana de Pasión.

Y lo que se había iniciado como el germen de un simbolismo, se había convertido en un sentimiento de profunda espiritualidad, y de vinculación íntima, donde la llama que parte de la Basílica de la Natividad de Belén, volvía a dar Luz de Amor y Paz, a toda una Cofradía, que a su vez, iba a iluminar las calles de Málaga en su desfile procesional, inundando el aire malagueño de la venida del hijo de Dios. Fue una sensación, difícil de explicar, cuando en el transcurso de esa Semana Santa, se contempló toda esa Luz; era un momento íntimo, no solo por el esfuerzo de mantenerla encendida, eso era lo de menos; sino el saber, que estaba contribuyendo a transmitir la fuerza de Nuestro Señor, el bautismo de la fe, la esperanza de vida eterna, y que con la contemplación de su madre, iluminada con la Luz de su Hijo, se estaba dando Amor en el corazón de los necesitados.

Con el transitar del tiempo, han ido creciendo las demandas de las Cofradías, porque se ha entendido, gracias a la presencia y fuerza del Espíritu Santo, que algo, tan hermoso, como la propia luz que viene de la Basílica de la Natividad, es la mejor llama para prender el símbolo propio y llevar en sus titulares tan alta distinción.

Y por último, tengo que darle las gracias por su atención, porque todos los miembros de la comunidad eclesial son necesarios para nosotros en esta tarea tan bonita y especial, donde estoy seguro, encontrareis un motivo de satisfacción, y de confort espiritual.

Y creo firmemente, que con su integración nuestra comunidad se engrandecerá y donde siempre tendremos la Luz, y ésta nos guiará y nos acompañará por el resto de nuestras vidas.

Un cordial saludo

Pablo Castellanos

 La luz, que brilló con el nacimiento del Hijo de Dios, y que llega a nosotros por la gracia del Espíritu nos acompañe, dándonos el calor del amor de Dios, ilumine nuestros senderos, llene de paz nuestros corazones y siempre muestre el camino de la verdad.

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