El Servicio Militar

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Antiguamente cuando existía el servicio militar obligatorio, muchos de nuestros jóvenes portadores que eran reclutados para servir a la patria, se perdían una y hasta dos salidas procesional  al cumplir con su deber.

Un buen día nos llego una carta de un portador que estaba en la mili, donde nos expresaba con tanto sentimiento su tristeza por no poder participar en nuestro desfile procesional, que  nos emociono hasta tal punto que decidimos escribir una carta a sus superiores solicitándoles que le diesen permiso para poder participar en él.

Allí se puso a la tarea Pedro Gallego con su gran  saber  en estos menesteres, y tal fue la forma y redacción que le dio a la carta que se envió a sus superiores, que no solamente le concedieron un par de días, sino una semana completa.

Lógicamente eso tuvo su repercusión y fue tan comentado durante el recorrido de ambos tronos por los propios portadores, que el año siguiente había demanda para que la cofradía a través de “Pedro»  solicitase a los distintos mandos militares el correspondiente permiso militar.

Así se fue haciendo año tras año hasta que desapareció el servicio militar obligatorio, y debemos de reconocer que con bastante éxito, era tal la repercusión que nos ocurrió la siguiente anécdota,

Un año nos llego una Señora a la comisión de tallas para solicitar que le mandásemos una carta a su hijo a la mili para que le dieran permiso para sacar su trono, tras  buscar varias veces en nuestros ficheros de portadores le dijimos a la señora que su hijo no figuraba como portador de ninguno de los dos tronos y le preguntamos para saber si salía de nazareno, la señora se sonrojo y con mucho apuro nos dijo que su hijo es que salía en otra cofradía pero que ella lo venía a apuntar a la nuestra para que le mandásemos la carta. Lógicamente no le pudimos cursar su solicitud.

 

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